lunes, 16 de febrero de 2009

.::Bajo el Suelo, Bajo el mismo Cielo ::.

Fotografía: Cortesía Imageshack --Atardecer en Caracas--



La canción que me provoca ir escuchando no está al alcance, ojalá supiera yo al menos dónde comprar el disco compacto, no se consigue. Estoy acá en este extraño balcón, digo extraño porque hay uno bajo este pero más salido, así que vivo la ambigüedad de que este palco no sea salido sino metido en cambio, en fin vale la pena estar acá, es impresionante la fuerza que tienen los coros de niños, bajo esta galería desfilan perfectamente despreocupados alrededor de doscientos niños y la energía de sus cantos me hace sentir de un demoníaca... porque sé que esa energía que llevan, esa alegría que nadie sabe de dónde proviene, que parece mucho ser un brillo divino, eso que hace que a casi todo ser humano le gusten los niños, siento haberlo perdido.

Mi ciudad no es exactamente hermosa, pero entiendo sus códigos. Las luces de las autopistas se pierden y se escucha un rumor que me pide recorrerla, ser libre, tomar una foto cada vez que pueda desde las casas rotas hasta los rostros de las personas que llenan de ruido los vagones del metro, quiero grabar sus intrínsecas discusiones y robarles un pedazo de su conversación, las lágrimas recién secadas de la chica, el gesto adusto de la lesbiana, el hueso de la columna de la chica flaca, el blanco perfecto del cabello de la anciana, las brutalidades del obrero que no por ser obrero insulta, la pulcritud del empleado, la jovialidad del estudiante y sobretodo la escasa escena donde el marido mira a la mujer y se siente la llama que los une. Jajaja! ¡Que risa! Ni yo ni ellos sabemos cuanto durará pero nadie lo olvidará jamás.

Voy por ahí vagabundeando, medito en los centros comerciales, no sobre que voy a comprar sino sobre todo lo demás, me doy cuenta que uno se busca de vez en cuando al amigo más bruto, o quizá al que es sencillamente vulgar para poder darse cuenta uno de donde está parado mentalmente.

Pero cambié por el humo de los autos, por la corneta incesante y me fotografío de acá para allá. Siento que me observan y es verdad alguien debe estarlo haciendo, yo paso todo el día y no sé cómo maravillosamente se mueven mis piernas y mi corazón late fuertemente, mi piel suda, quiero seguir yendo de acá para allá y a la vez quiero descansar pero en el rincón callado donde una vez creí que el amor existía, contrario a lo que pienso ahora; el amor está en la amígdala y eso lo arrancan a través de una delicada neurocirugía y se acaban los pesares. Se siente en el estómago y una vez que se come, siempre y cuando se trate de no pensar demasiado, la satisfacción llega y se liberan las angustias prudentemente por una media horita, lo mismo con el sexo, lo mismo con la amiga que te escucha o el amigo que aconseja. Si yo no la tuviese dejaría de preguntarme mientras veo a todos estos, quiénes son, pararía de cuestionar lo incuestionable, asumiría tu ausencia, e incluso lo que hoy llamé tu muerte. No vendrían a mi mente todas las estupideces que hicimos en esta ciudad, ni las largas distancias que recorrimos juntos, ahora atravieso esta ciudad sola
Aunque nos morimos para el otro acá esta nuestra obra, la compartiremos secretamente eso lo sé, es lo único que queda.

.:: El Empleado ::.

Fotografía: BioPuritas. Photobucket



Cs, 12 de Junio de 2006.

Aula 3-2. Contabilidad 1.
El profesor, el profesor siempre es el profesor, la gente suele olvidar su nombre y se convierte éste, en el profesor. Juan Sebastián Santander, el profesor de la clase, mientras explicaba el uso de los distintos tipos de cuenta, caja, bancos, efectos por cobrar mercancía en inventario, mercancía en tránsito, producto en proceso, suministro, cuentas por pagar; se detiene a mirar la punta del marcador con el que anota en pizarra las cosas que para el son absolutamente notorias, evidentes, y las repite, y las repite otra vez y sin son ni ton. Con el típico gesto de quien maquina, cerró sus ojos sólo un poco y preguntó: ¿Alguien sabe cuál es la noticia del día? (…) La mitad de la clase no sabía del suceso del día: Secuestradores habían matado a una joven de un tiro en la nuca, la policía local la encontró enterrada a orillas de una carretera diez días después de que su padre, un coronel del ejercito, cancelara un monto de quinientos millones de bolívares.


Inevitablemente esto opacaría terriblemente la explicatoria del balance general, léanse de la página 39 a la 49 para el día miércoles. Investiguen señores…
¡Aprendan!

Pasillo.
8:45 p.m.
Estos escalones son los escalones más cortos de la ciudad, es un problema cruzar la calle.

8:50
Mall. (Limpiando el piso)

- Señor… ¡disculpe! (letal manía femenina).
¿Es ese el ascensor que debo tomar para llegar al piso de la farmacia?
- Seh…
- ¡Gracias!
- Pero la farmacia ya cerró mija.
- Ah… ya veo... ¿no sabe usted de alguna farmacia cercana?
- Noh.
- ¡Gracias!

9:00 p.m.
Autobús.

Capítulo VI Nueva fantasía de un desocupado.
Plac! -Sonó el libro al cerrase-
En la…
¡Plas!, En plena ciudad de la furia una señora da una palmada para detener el autobús y sale otra a continuación:
¡Mayor glamour!


¿Tú crees que esto es San Cristóbal? Habráse visto…

La señora de la palmada y yo nos bajamos del autobús en la misma parada, la señora no me importó más y el suceso lo olvidé en los segundos que me tomó cruzar la calle,
Un hombre se me queda mirando, pero lo olvidé apenas estaba en la puerta de la farmacia.

Pasillo uno. No, hoy no voy a comprar maquillajes ni toallas sanitarias, pasillo siete,
Cada mililitro (20 gotas aprox.) contiene:
Dextrometorfano HBr……………………………4mg.
Ciclamato de Sodio………………………………20mg.
Vehículo Hidroglicérico c.s.p……………………1ml.

Indicaciones: Calmante de la tos
2 a 3 gotas por kilogramo de peso.

¿Chocolate? ¡Qué importa!

¡Siguiente!

Después de todos estos sucesos ridículos de una noche cualquiera, ahí estaba el empleado, es como una mancha y nunca se borra. Su nombre siempre esta visible, ya nos hemos visto tantas veces que podría bien llamarlo yo por su nombre.

- ¿Cuchara para el helado?
- Sí.
Esa fue mi amplia respuesta, estaba ahí parada frente a él, sin poder levantar la mirada, soy muy respetuosa, alguien me dijo que los elefantes no se escapan de adultos por haberse acostumbrado al cautiverio de pequeños, entonces luego no hacen el menor esfuerzo por safarse de la cuerda asida a un palo que clavan con la mano en suave tierra, tal cual actuaban mis ojos, no podían levantarse acostumbrados a que no deben, yo sabía que la transacción sería muy corta.

21:17:29’’. (Tardé 17 minutos en buscar un buen jarabe para la tos)
- Son 10.675.
- Tenga.
Me hubiese gustado sacar de la nada un café francés con un garçon incorporado que nos preguntase cómo tomaríamos nuestro capuchino, y empezar a saber en ese momento que había más allá del visible nombre. Por supuesto habían un par de ojos claros, unas manos, la mirada que quiere decir algo más, creo que él constantemente espera por un reclamo o algo así que le permita interactuar con la gente o por qué no, conmigo, igual no tuve fuerza para alzar la mirada.
(La luna llena sobre París…)
-Gracias por su compra que tenga buenas noches.

Mi sonrisa se vio muy forzada, no se siquiera si llegó a dibujarse, me hubiese sentido muy culpable si hubiese sido así, pero ya lo había olvidado al cruzar la calle, cuando recordé la misma pregunta:



Recordé que también había comprado un helado, tenía algo de hambre, sólo luego de desatar el nudo de la bolsa que noté que tenía la banda de seguridad sólo en una de sus orejas.


- ¿Cuchara para el helado?

Luego de recordar la pregunta del empleado, traté a ciegas de alcanzar la mencionada cuchara, me di cuenta de que habían dos, ahí fue donde comenzó el diálogo interno:

¿Dos cucharas? ¿Qué es esto? -Casi con indignación por una parte, pero casi complacida por otra-, era el simbolismo universal.
- Veamos cada cuantas personas este empleado ofrecerá una simple cuchara, cada una o dos,
- Con todo el tiempo que tengo viéndolo ahí no deben surgir ese tipo de equivocaciones…

Supe que sólo mucho tiempo me daría la respuesta acerca de esto, este empleado, este señor que viste toda su gracia ahí paradote, ¿se ha percatado de mi existencia de alguna u otra manera? Resumí que era una precaución plana, se le dan dos cucharas al cliente porque son de mala calidad, una de las cucharas se puede romper, no más. Sólo es alguien que hace su trabajo.
A mitad del camino ya esperaba con ansias el dulce que se esconde al final de estos helados ahí, desesperadamente tratando de sacarlo,
¡Crack!
Se rompió la cuchara y pude tomar la otra que estaba en el fondo de la bolsa.

.:: La Orden del Día ::.


Fotografía: Soleil LG

Mírame.
Mírame y déjame pasar,
déjame pasar por el túnel que
conduce hasta tu alma.
Hasta tu alma, tu alma
déjame llegar,
déjame llegar a ti.

Tómame.
Tómame entre tus brazos y llévame a tu cama.
A tu cama llévame amor,
y recuesta mi cuerpo sobre tus sábanas.

Bésame.
Bésame para que sienta el sabor puro de tus labios,
tus labios permíteme sentir hasta sea un solo cuerpo,
un cuerpo lleno de tu cuerpo que me observa paciente ante ti.

Ante ti estoy y te doy la orden del día amor:

Desnúdame.
Desnúdame lentamente amor,
desnuda el cuerpo de este ser expectante
que necesita de tus manos, de tu pecho,
de tu hombría amor.

Recuérdame.
Recuérdame entre tus brazos, entre tus labios,
sobre tu cuerpo.
Sobre tu cuerpo me muevo,
y mi rostro no puede ocultar el éxtasis.
Éxtasis que me embriaga por segundos y
le dice a tu ser obediente:
Te amo amor.

Mírame, tómame,
bésame, desnúdame,
recuérdame obediente amor.

.::El color de la Existencia::.


Fotografía: Aryam Ladera 2005 -Kris-



Noviembre 2003

Hoy es un día normal de Noviembre, el aire de la ciudad es gris, las caras al fondo se ven borrosas, y llevo a mi hermana de cinco años de la mano mientras volvemos de hacer unas compras. Me dispongo a cruzar la calle y escucho la diversa gama de sonidos que el universo ha preparado para mí. Piso la acera y escucho ese rumor de autos que me lleva a preguntarme, ¿Por qué todos esos ruidos de mi vida ahora resultan tan molestos? Las voces de todos retumban en mi cabeza, y mi hermana se muestra alegre porque pasea conmigo, me hace pensar que soy un ser inconforme con la vida y recuerdo que toda esa gama de ruidos cuando yo tenía cinco años de edad solía ser una gama de colores, pero igualmente somnífera. Una gama de colores que me mostraba una puerta hacia el futuro, y yo con ansia quería descubrir qué había tras la puerta, quería saber: ¿Qué se escondía tras la puerta de los grandes?
Ahora que lamentablemente he cruzado esa puerta donde ya nada o poco resulta ser un misterio, me doy cuenta de lo que realmente sucede; la gama de colores se hace una escala de grises con el pasar del tiempo, la gama de colores debe ahora ser pintada con nuevos pinceles y de los colores más vivos, para poder alejar todo este sueño de mi cabeza y encontrarme como ahora expectante hacía otras puertas.
Ahora la puerta que a mi me resulta un gran misterio, es la puerta de mi casa, la puerta a donde pertenezco.
Sigo caminando y me doy cuenta de que me he pasado la panadería donde debía yo comprar el pan. Pero no importa, me devuelvo por el pan y me detengo ante un mostrador para apreciar el luminoso brillo que despierta un chocolate en los ojos de mi hermana y me emociona que ella tenga muchos chocolates por delante.
Ahora se que la razón fundamental de mi pesimismo radica en mi falta de entendimiento hacia mí misma, (y aspiro a que el ya cansado lector haya entendido todo este enredo existencial). Ahora sólo puedo ver que estoy cansada, no sé por qué, pero me daría gusto dejar de ver todo este aire tan gris, para llegar a mi casa y abrir su larga puerta de madera donde suena un coro angelical que componen el viento que entra desde el balcón y las cortinas. Para verte a ti sentado con un fondo de colores cálidos que me hacen sentir relajada. Fumas un poco de tabaco dentro de tu estudio y te doy las buenas tardes.
A través de los cristales de tus ojos, puedo ver como en tu mirada se pule un brillo de emoción y en tu rostro se plasma una sonrisa que me dice que me has extrañado todo el día, no me queda más que dejar todo este peso que llevo en manos para llenarme entre tus brazos de tu masculino olor, y darle Gracias a Dios por tu existencia tan perfecta para mí.
Tengo que dejar a mi hermana en casa de mamá. Beberé un poco de agua y volveré a pensar en que tengo que dar vuelta a casa para abrir esa puerta tan grande de madera donde a mi vida tú darás los colores de existencia.

.::La Triste sonata del Insomne::.

Fotografía: Jimmy Peña



Caracas,08.30.03.


Mis memorias son ahora las de alguien solitario, alguien que esconde sus ojos tras la noche, exactamente como el niño cubre sus ojos con las palmas de sus manos y cree que así como él no puede ver, nadie lo verá.

La soledad es una triste sonata. Una sonata envuelta en intenso olor a rosas, cubre mi alma desnuda, noche tras noche, para otorgar el sentido que nadie puede dar a mi ancha soledad. Sonido a sonido, entre grillos y el rumor de los autos, nota tras nota respiro, dejo caer mis párpados abatidos sobre mis ojos y recuerdo.

Al carácter cambiante de una sonata y un noctámbulo solitario, de pronto, todos resultan extraños. Bebo de mi copa tragos del agua que desanuda mi garganta para no llorar, humedezco mis labios resecos y no puedo ya verter mi llanto.

La luna se asoma en mi balcón con su brillo marmóreo inigualable para llenar mi mirada del brillo de la opaca soledad y ya nunca jamás estar triste.

He escuchado esta sonata, me he impregnado de su olor a rosas, he bebido un poco de agua y de pronto a mi alma la alegría la embarga porque a la luna he confesado que nadie a mi lado entendería, lo que es la soledad excepto ella.