jueves, 12 de agosto de 2010

.::Ensayos::. a propósito de "La supersticiosa ética del lector" de Jorge Luis Borges

“Los escritores contemporáneos no se leen entre sí, se vigilan.”

Juan Pablo Gómez

Si podemos suponer que el estudioso de las letras se aproxima a la literatura con alguna intención, podremos decir entonces que cualquiera que esta sea, podría estar directamente motivada por la fascinación hacia la palabra; la palabra y su sublimación. ¿Está definitivamente nuestra palabra fascinándonos en la actualidad? Esa es una de las cuestiones que Borges nos plantea en su ensayo sobre “La supersticiosa ética del lector”. La respuesta a esta interrogante no es simple porque como lectores debemos constantemente preguntarnos qué es aquello que resulta imprescindible para nosotros, cuáles son nuestras expectativas, qué es… ¿¡inaceptable!? Borges plantea también que este lector se está yendo por las ramas, son unos personajes que constituyen, más que lectores, la columna vertebral de una crítica irracional moderna que está dejando de preguntarse qué demonios quería decir el escritor. Ellos parecieran estar posesos por el delirio maniático y persecutorio del uso adecuado de un punto y coma y un no-sé-qué que pareciera confrontar a su idea de la perfección estilística. Y sí, vigilan la escritura de cualquiera e incluso en ocasiones ni siquiera emiten el juicio de que esto o aquello apesta luego de haberlo leído sino muchísimo antes cuando una voz supra-humana les dijo algo como: “este mengano no podría escribir bien.” ¿Será entonces tan difícil para todos los que nos dedicamos a explorar un texto, hacerlo desde el punto de vista donde es éste nuestro trabajo? ¿Será tan difícil abandonar esta absurda predisposición a execrar las letras ajenas sólo porque sean ajenas? ¿Todo esto porque sus vocecitas de pseudo-críticos les dijo casi: “este es un infrahumano.”?

Debemos hablar también de que Borges además nos señala que de ningún modo se está planteando una pérdida del lenguaje trabajado para el mundo de las letras donde no necesitemos apegarnos a una normativa básica sobre los principios de la escritura. Pienso que si estamos en esto es con intención de llevarlo a la realización decente y respetable mas no hasta el absurdo punto de sacrificar la emoción o la idea ante el ideal estilístico de este lector invasivo del que Borges intenta advertirnos.

El fenómeno lo plantea Borges de manera tan irónica y lograda que verdaderamente es poco lo que podemos agregar desde la perspectiva de un inofensivo estudiante de Letras, pero podremos sin duda prever, en estos momentos en que cuesta tanto ir “desarmado” a ese fenómeno de la aproximación, otro de los planteamientos que Borges nos hace: “la literatura es un arte que sabe profetizar aquel tiempo en que habrá enmudecido, y encarnizarse en la propia virtud y enamorarse de la propia disolución y cortejar su fin.” ¿Llegará de verdad ese momento en que socavemos tanto nuestras páginas, donde tanta sea la pulitura que se transforme en mero desgaste? Supongo que debemos quedarnos pidiendo otro café mientras meditamos si Willie Colón tendrá razón sobre aquello que nos dice en su “Oh que será”:

“Yo creo en muchas cosas que no he visto, y ustedes también, lo sé.
No se puede negar la existencia de algo palpado por más etéreo que
sea. No hace falta exhibir una prueba de decencia de aquello que es
tan verdadero. El único gesto es creer o no. Algunas veces hasta creer
llorando. Se trata de un tema incompleto porque le falta respuesta;
respuesta que alguno de ustedes, quizás, le pueda dar.”

-Marrón claro, por favor.

.::Ensayos::. a propósito de "La Lengua del Corazón" de María Fernanda Palacios

"Si (como el griego afirma en el Cratilo) el nombre es arquetipo de la cosa en las letras de ‘rosa’ está la rosa y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’.”

Jorge Luis Borges- El Gólem-.

María Fernanda Palacios en su ensayo “La lengua del Corazón”, nos plantea que por un poder excesivo que se ha conferido a la palabra, se ha empobrecido nuestra experiencia de la lengua. Esto nos lleva a pensar que por lo tanto se han perdido muchos atributos que enriquecen nuestra expresión (el poder de la connotación, el poder para detectar la ironía y el de leer entre líneas entre muchos otros) Pudiera ser que la causa de este raquitismo de la enunciación se deba a que el lenguaje ha adquirido una impermeabilidad y nuestro discurso ha perdido esa visión periférica y la articulación se ha visto tristemente hipnotizada por la visión tubular de una modernidad que ha destruido la sustancia del lenguaje.

Cuántas veces es probable que hayamos encontrado un sentimiento de vergüenza ante nuestras humildes facultades imaginativas y ante la reflexividad. Esta fuerza que a través de las ideas nos propone acudir a nuestro probable futuro convirtiéndonos en aprendices de profetas por defecto. Ese sobrenatural atributo que nos lleva también a las reminiscencias de nuestros días de infancia y a los rincones de nuestra meditación donde reverberan en el pensamiento las nuevas sentencias que fraguamos. Sí, lamentablemente nos podría avergonzar porque de manera feroz los espacios del pensamiento han sido carcomidos por esta vida moderna que ya no quiere albergar estas “gentuzas” que andan como cavilando mucho para ser apreciados como un factor imprescindible dentro de nuestra sociedad. Lamentablemente nuestro entorno no ha admitido una utilidad dentro de lo que implica esa palabra gustosa a la que se refiere María Fernanda Palacios en su “Sabor y saber de la lengua”.

Hay una frase en su ensayo que integra considerablemente, quizá el argumento más preocupante: “La imaginación ha quedado relegada al jardín de infancia, a las clínicas psiquiátricas o a los talleres de poesía.” Esa indigencia de nuestra lengua de la que hablan tanto ella como Jorge Luis Borges que nos hace sentirnos estos poetas con los que Platón no quiere convivir nunca más. Sin embargo; hay una pulsión natural, cuando se padece (porque se padece) de esa sensibilidad especial hacia nuestra lengua que nos impulsa a ir al rescate de nuestros tan amados verbos. Por otra parte, María Fernanda Palacios nos expone que no es ese el propósito fundamental de su planteamiento sino, en cierto modo, el rescate de nosotros mismos: “La frontera de la que hablo está en nosotros, el basurero que digo es el que a diario llenamos con nuestros despojos vitales. Llegar hasta esos desechos es el trabajo que tenemos por delante, porque desde ahí es que podremos encontrar la pasión necesaria para habitar de nuevo las palabras.” Aunque pareciera ser una frase sin demasiada concreción, alberga una idea (o ideal) que requiere que, en este sentido, podamos asumir que debemos deshacernos de esa especie de pena que da el hábito de la reflexión, del embellecimiento de la palabra y de esa eterna excavación del pensamiento en oposición a esa automática posesión de un discurso estereotipado y reducido por las costumbres sociales que cada vez más nos advierte sobre la fugacidad y futilidad de los instantes del momento de nuestra lengua que nos tocó vivir. Así esto nos exhorta a que acudamos a nosotros mismos. De otro modo, ese “basurero” se estaría continuamente llenando de momentos que no podremos libertar para morar en esa sensibilidad que tenemos hacia nuestra propia voz.

Experimentación, juego, resonancia. Estas palabras podríamos aunarlas en este concepto de la reflexividad. Esto quiere decir que es a través de este juego con el pensamiento y de estas constantes permutaciones de las letras es que encontraremos ese sentido primordial y la pasión que tanto ha perdido nuestra lengua. Es tan sencillo como que tristemente ya la mayoría de los seres humanos no se están deteniendo a pensar porque sencillamente no hay tiempo y más que tiempo no existe el espacio de la conversación reflexiva, nuestra vida ha sufrido la irrupción de tecnologías como el teléfono; luego el celular, en consecuencia el fatal mensaje de texto que reduce nuestro amor, añoranza, compromiso, humor y pensamiento a sólo unos pocos caracteres y nos han alejado además de la visita al amigo, de la epístola manuscrita, del almuerzo en familia, y en preocupantes casos, hasta de la conversación en la cama. De tal manera, también en muchos sentidos, de la belleza que implica compartir un idioma, una cultura y una lengua porque a duras penas se comparte.

¿Qué más da? No será muy ortodoxo pero al menos aún tenemos unos aparatos sociales que conocemos como bares que nos permitirán (si la música no es muy alta) rescatar con uno que otro amigo algún momento donde predomine la desinhibición que nos proporcionan nuestras cráteras repletas de ambrosía y sea posible al fin hablar, paradójicamente, sobre lo que pensamos. Aunque no siempre al otro día recordemos mucho del resonar de nuestra lengua.

“Oídos con el alma, / pasos mentales más que sombras, / sombras del pensamiento más que pasos, /por el camino de ecos/ que la memoria inventa y borra: / sin caminar caminan/ sobre este ahora, puente/ tendido entre una letra y otra. […] El sol abre mi frente, / balcón al voladero/ dentro de mí.”

Octavio Paz - Pasado en Claro- (Fragmento).

.::Ensayos::. Abracadabra

A B R A C A D A B R A
A B R A C A D A B R
A B R A C A D A B
A B R A C A D A
A B R A C A D
A B R A C A
A B R A C
A B R A
A B R
A B
A

“En el principio era el verbo, y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios.”

Juan 1:1

En torno a la palabra debe existir una verdadera mística, una emanación, algo inexplicable y totalmente sobrenatural que solamente nos permite intuir que hay una confluencia; una correspondencia universal para que al ser pronunciado el verbo, se convierta en potencia, represente un poder y una magia. Es la invocación de todo, o al menos, de casi todo lo existente. No seremos cabalistas, pero somos, en tanto somos humanos, unas criaturas susceptibles a la energía más grande que podemos reconocer e incluso cifrar de Dios: El Amor.

“Una de las indigencias de nuestros días es la que al amor se refiere. No es que no exista, sino que su existencia no halla lugar, acogida, en la propia mente y aun en la propia alma de quien es visitado por él… En el ilimitado espacio que, en apariencia, la mente de hoy abre a toda realidad, el amor tropieza con obstáculos, con barreras infinitas. Y ha de justificarse, y dar razones sin término, y ha resignarse por fin a ser confundido con la multitud de los sentimientos o de los instintos, si no acepta ese lugar oscuro de “la libido”, o ser tratado como una enfermedad secreta, de la que habría que librarse. La libertad, todas las libertades no parecen haberle servido de nada. La libertad de conciencia menos que ninguna, pues a medida que el hombre ha creído que su ser consistía en ser conciencia y nada más, el amor se ha ido encontrando sin “espacio vital” donde alentar, como pájaro asfixiado en el vacío de una libertad negativa.”1

1. María Zambrano - “El Hombre y lo Divino”. (1955) p.256

Así, encontramos que la palabra, el amor y lo místico podrían moverse por un mismo carril, un camino de la expresión y la elocuencia que, al menos para aquel que pretende aproximarse a su realización digna (porque somos humanos y es demasiada pretensión aspirar a una verdad absoluta, al conocimiento pleno o la palabra perfecta que nos describe Borges) sólo es un mero roce, un camino de resplandores saharauis por demás confusos que sólo nos permiten atisbar con teorías, planteamientos, sentimientos y cosas parecidas a las verdades. Con esto intento decir, que nuestras limitaciones terrestres llegan tan sólo hasta esa frontera que trasciende lo nocional conocida como amor. No podemos llegar a ser portadores de la omnipotencia sino a tener un dejo de divinidad que, por lo general, es manifestación de una carencia de modestia. Pero, a fin de cuentas, somos humanos, de modo que esa arrogancia también debe estar implícita en nuestra naturaleza. Hay demonios difíciles de controlar, pasiones que dominar, cosas que trascender pero jamás dejaremos de ser marionetas del amor. El amor cuando llega nos golpea, nos tumba, nos hace sangrar y padecer de un secreto placer (por el golpe). Se trata de la pasión: una curiosa mezcla de éxtasis, placer, angustia, fugacidad, ensoñación y gravitación mientras se permanece en el suelo.

De modo que llegando a esta resolución, sabremos que hay una pulsión patética natural en todos nosotros, la lógica es entonces la manera en que humildemente aliviamos nuestra herida, de esto proviene que se nos dé tan bien el gesto de la crítica.

En su ensayo, “Críticos y amantes” María Fernanda Palacios nos habla de una imposibilidad para acercarnos amorosamente a los textos, en cierta medida, esta es una imposibilidad autoimpuesta al amor. Los espacios para que esta condición de amante fluya están siendo cada vez más limitados y a causa de esta falta de fervor y pasión se está volviendo la relación con nuestra lengua tan insoportable como un matrimonio obligado, como sexo sin amor, o como las papas sin sal. María Fernanda Palacios en su ensayística nos ofrece toda una gastronomía y me parece adecuado porque cuando hablamos de nuestra lengua estamos hablando de nuestro sentido del gusto. ¿Qué está ocurriendo con estas palabras que dan gusto? Cómo es que al contemplar esa “comida” nuestra, nos estamos topando con el mismo banquete con que se topa, quizá, todos los días un prisionero. ¿Dónde recae la responsabilidad de esa pérdida de gusto? Podríamos pensar que esto se deriva de este fenómeno de dejar al amor sin espacio, tan relegado que no sea confesable, y nos estamos olvidando de que es un elixir tan beneficioso como es el agua y que nuestra pasión es a nuestras letras como son las especias y los condimentos a nuestra comida. Estamos perdiendo de vista el maridaje de nuestras letras.

Propongámonos el siguiente experimento: Primero, hagamos una pasta Vermicelli en casa; sin sal, sin aceite de oliva, sin mantequilla; sin nada. Luego, cuando esté al dente podremos colocar el contenido en un plato, preferiblemente muy hermoso y después acercaremos lo suficiente al plato como para ver eso y no más y nos dispondremos a contemplar la desnudez de la pasta. Después de someternos al escrutinio de estas bellezas filiformes por un margen de algunos minutos, veamos cuántos de nosotros querremos comerla, así, sin nada.

En gastronomía, existe una condición especial para la presentación de un plato: obligatoriamente todos los ingredientes deben ser comestibles. No hay lugar para plásticos, no existe el ornamento no degustable. De modo que, para que exista un embellecimiento del plato se debe aplicar mucha pasión, para experimentar con sabores diversos, distintos colores, infinidad de texturas; se entra en comunión con los aromas y se resaltan los sabores, se expone una combinación cuasi-perfecta que se supone que debería resultar reconfortante.

¿Por qué si no nos resignamos a quitarle a la comida venezolana su sabor (ají, limón, sal, ajo, tomate, cebolla, y cilantro), convivimos con estas letras tan insípidas? Si vamos a regodearnos en nuestra cotidianidad, nuestra televisión, nuestro transporte, con nuestra gente, si en cierto modo de eso se está alimentando nuestra vida, por qué la deficiencia de estos espacios que nos incitan al deleite de esa “sustancia adherente” que nos refiere María Fernanda Palacios de Lezama Lima. ¿A dónde hemos arrojado la resonancia de nuestra lengua?

No quisiera denotar demasiado el asunto de la crítica, creo que Borges ha hecho un excelente trabajo con su “Supersticiosa ética del lector” y Palacios lo refiere también en “Críticos y amantes”. El problema que se nos presenta con esa crítica de actitudes burlescas y sobrada arrogancia, es que ya se está extinguiendo la capacidad para abordar el texto sin mayores pretensiones, libre de esa búsqueda de “tecniquerías” de las que alguna vez habló Miguel de Unamuno. De modo que el remanente que nos queda, es un gesto; un gesto crítico, un gesto amable, un gesto amoroso. Un gesto que se debe entrelazar con el amor para que la exploración del texto de haga bajo la premisa de una cierta empatía que está perdiendo sus espacios, el gesto debe ser el de no violentar la pureza del texto, de alguna forma, esto representa no violentar nuestras conversaciones sino hacerlas agradables, nutritivas, con gusto.

Cuando hablamos de amor hablamos de un todo que no tiene fronteras, hablamos de cuerpo, de sabores, de saberes; de conocimiento. Un conocimiento del orden de Pathos, una especie de fe que radica en la mística y en lo sobrenatural. El amor es una especie de poder que conviene aprovechar. Los diversos embates del destino, que conforman nuestra experiencia nos harán eventualmente desarrollar un tipo de intuición especial para encaminarnos en la senda de la reivindicación de nuestras letras. Incorporar nuevos sabores a nuestra mesa verbal es un asunto de meditación y de entrega hacia la reflexión. Una adecuada atención a nuestra experiencia donde la modestia juega un papel fundamental, hace falta mucha humildad para poder continuar en el camino del aprendizaje de nuestra lengua. Debemos acondicionar un espacio para el reconocimiento de la belleza y para su invocación, ya que no es un asunto que pase de moda, sino más bien una cuestión que se ha ido atenuando en nuestras conversaciones, al punto donde la belleza de nuestros mitos occidentales se pierde de vista en el apabullante mundo de la cotidianidad que vivimos. Cada vez es menos permisible el llanto, y más nos administramos las sonrisas. Ya las “Medeas”, los “Edipos” y las “Antígonas” han quedado circunscritos a titulares de diarios de bajos fondos y a los más infortunados estratos sociales. Serán horribles sus realidades, pero eso nos señala un predominio ilógico de la razón sobre la pasión en la mayoría de los ciudadanos y en la mayoría de los entes a quienes corresponde la promoción de nuestras letras. Al visitar un barrio caraqueño nos preguntamos qué ocurre con esa gente que anda tan feliz, en tan hostiles ambientes bebiendo en las entradas de sus precarias casas, sonriendo, visitando y haciendo las preguntas que cada vez menos podemos escuchar: ¿Cómo te sientes? ¿Qué te pasa? Y hasta el ¿Cómo estás? de procedencia sincera que no aspira sino a tener una respuesta del corazón.

En las avenidas de nuestra ciudad, en nuestro metro y en nuestras plazas ya nadie nos sonríe, es más extraño el “¡Buenos días!” es más raro el gesto amable, no quedan muchos espacios para la efusividad y el frenesí; se prolifera el gesto adusto y la hiel en nuestros rostros porque cada día es más lejana la pasión: nuestra forma natural de amar. Nuestra esperanza estará entonces en esculpir estos momentos verbalmente inolvidables, para evitar que nuestro alimento único sea la dieta de nostalgia a que nos condena nuestro tiempo. Así creeremos en la belleza, en el amor y en la pasión aunque no siempre lo veamos a los ojos.

.::Ensayos::. Tiempos Violentos

“Este mundo exclamará por siempre la película que vi una vez
y este mundo te dirá por siempre
que es mejor mirar a la pared.”

-Carlos Alberto García Lange-

Hay unos tipos que salen con esperanza a las cinco de la mañana, unos tipos insomnes que se han cansado de su balcón y protegen del tiempo los últimos cigarrillos amorfos. Guardan la ilusión de que la contemplación del domingo a las cinco de la mañana sea diferente de la que hacemos el resto de los días. El domingo tiene un valor especial, que está subvalorado porque en pleno amanecer es, en su inmensidad, mayormente vacío. ¿Es así?

La ciudad está deshabitada parcialmente, el rumor de los autos es escaso y asemeja a las olas del mar. Los contempladores observan con cuidado y curiosidad la breve inutilidad de los semáforos. Los sitios por donde caminamos constantemente se reescriben, cambian nuestros gestos y nos permiten andar por ahí, fluyendo con el rayar del alba, observando con asombro anuncios publicitarios que gritan: “Keep Walking.” Así realizamos nuestro sorprendente paseo, sorprendente porque nos mezcla con las frecuentes mutaciones de nuestra ciudad; lo que estaba acá ya no está, en lo que estaba hay otra cosa, y si no hay nada, está el sentimiento que obliga a la gracia a copular con su enemiga desgracia, sentimiento llamado nostalgia.

Conforme damos cada paso, se esfuma el segundo del que sólo tendremos memoria, memoria que para nosotros será televisiva, quizás televisada; cinematográfica. Lo que nos queda de nuestros momentos es esa voz que nos grita: está esto, está aquello, me hace falta lo otro… Por los ojos se nos escurre el alma desesperada pensando: Esto no volverá. Damos tumbos de preocupación. Más adelante, enmarcados por los árboles de la ciudad, verdor cuya magnificencia es generalmente ignorada, menospreciada, quizá sonreímos por un sentimiento agradablemente familiar que nos dice: vendrán tiempos mejores. La falta de certeza nos deja impreso en el rostro el gesto de la resignación, del ir conforme se nos coloca el camino delante. Nuestra expresión no es particular; vestimos con orgullo la cara, manos y pies que nos fueron asignados en la repartición de cuerpos, seguimos caminando y quizás en ese sol 8:00 a.m., platónico (de plato, no de Platón) germina una vez más en nuestro espíritu el irreductible e inadvertido sentimiento de la melancolía, pero, ¿A quién podríamos engañar poniendo este asunto como sorprendente y novedoso cuando alguna fuerza nos sacó de casa a las cinco de la mañana para fumar un cigarrillo acechando el amanecer?

Caracas tiene muchas particularidades. Mirarla es agradable. Hemos desarrollado una especie de gusto por la observación de todos sus fenómenos, desde las avenidas que huelen a bosque, hasta los sectores humeantes de la Baralt. Hemos aprendido a disfrutar tanto del café por allá como por acá porque se ha desarrollado una fascinación por todo lo que es la ciudad, por los miles de países que están integrados en ella. Por todo lo que ella representa. Sus calles nos cuentan la historia de miles de personas, tanto de los que tienen pasión por las artes y los lugares sibaritas, como de aquellos que extienden la mano pidiendo limosna. En una misma ciudad están el motorizado enflusado, el motorizado con camioneta último modelo y el de a pie, el contemplador.

Así, conforme imprimimos nuestros pasos, vamos creando nuestra propia historia, haciendo registro de ella mientras probablemente somos además los observados, esa es una de las historias que tenemos para contar.

Caracas es una ciudad ambivalente, por una parte muy amable, por otra, muy violenta. Peor que ver un titular que diga: “Linchado, quemado y arrastrado violador de niñas adolescentes”, es ver a la caterva que lincha, quema y arrastra al tipo. En Caracas esto es posible.

Las anécdotas del Caracazo son infinitas, mientras unos cuentan cómo corrían por la avenida Nueva Granada, literalmente, sobre los cadáveres esquivando balazos intentando salvar sus vidas, otros cuentan sobre la desesperación que reinaba esos días ante el desabastecimiento. En los sectores más necesitados las madres cuentan cómo hacían sopa con los periódicos para poderle dar una especie de sustento a sus familias. Miles se aproximaban a los establecimientos comerciales buscando desesperadamente alimentos, acá a eso se le llama saqueo. Lo recuerdo especialmente porque llegó mi hermano ese día a la casa, cargaba unas cajas con gesto de “estamos salvados”, y con un amigo, decidió abrir la caja en busca de algún preciado manjar, dentro de la cajas lo que los esperaba eran cientos de botellas de salsa inglesa con las que supongo mi familia hizo la comida de una década.

Es una verdadera lástima que el provecho que se le saque en este país a toda esta anecdótica, sea tan paradójicamente escaso a nivel cinematográfico, pues tenemos miles de versiones de Pulp Fiction, quizá alguna especie de desconocida versión de Natural Born Killers andando en este instante, por ahí en el anonimato. No tenemos una forma certera de saber qué demonios pasa en esta ciudad, ni tampoco por qué tanto nos fascina. Lo que nos queda es abrazarla tal como es, no podemos negar cuanto nos gusta. Quizá, en domingo pueda tranquilamente dársele la espalda para contemplar “El Ávila”, disfrutar un poco de ese vértigo verde, mientras viciosos nos aferramos a la nostalgia y a un cigarrillo. Quizás alguien nos esté observando.

viernes, 23 de julio de 2010

.::Anagnórisis::.


En mi cabeza el fuego,

fuego en la piel,
fuego en la memoria

En la palabra,
el escozor,
ahí___________

----dentro

-----------íntimo

sin permitirme hablar

Fuego en el tiempo,
fuego en un hilo,
fuego en el grito,
fuego en mis silencios.

La forma en que mi corazón
hoy se desvanece y se disuelve

Aparece ahí,
un tanto vivo,
--------------saeteado,
dando sus últimos latidos

Se parece mucho al fuego,
la llama implacable que consume

Es espectro,
es sombra

Este fuego se parece
solamente a dormir sin otra posibilidad
arropado por las aguas,
sin aire,
sin vida

*
Hoy no temo
sólo es fuego

.::Exposición::.

-Narciso- Caravaggio, 1600.


La virtud no me antecede

no te dirán lo que no soy

ellos dominan el arte de la omisión


Murmuran unas veces,

otras gritan

-te dirán la clase de mujer que soy-


Hablarán de mi poca elegancia,

de mi cólera,

--------------de mis angustias,

de mis culpas,

--------------de mi desgracia,

-------------------------------de mi pereza.


-Te dirán que soy una desadaptada-

que me hace falta humildad,

que me creo artista,

que pienso que soy poeta.


Perdieron atractivo

aquellos que dicen

que sólo estoy loca

otros, más elocuentes,

dicen que tengo algún trastorno complicado,

que soy esquizofrénica,

------------------------o que me di un golpe en la cabeza.


Los médicos se reunirán en torno a mí

y te dirán

que sólo estoy vieja.


Los rumores ya me hicieron olvidar

la clase de mujer que soy


-------------------------------------------Ya el rumor,


-----------------------------------Ya el golpe,

todavía me sorprende

la virtud de sonreír

martes, 29 de junio de 2010

.::If::.


Aryam Ladera

jueves, 24 de junio de 2010

.::La Verdad Interior::. Por Luis Enrique Gutierrez


Un amor, un profundo misterio,

un temblar de placer y temor.

Bella como el universo, eres anhelo de mi corazón

Esperanza mía...

Nunca sabré por qué te amo y no lo quiero saber:

sólo deseo que este fuego me consuma ante el abismo de luz de las estrellas.

Sólo quiero que amarte sea mi tormento y mi aliento; el vino de mi poesía,

lámpara de mi soledad. Solo estoy,

y tú eres la rosa de mi pequeño y lejano planeta.

Amor que inspira mi viaje, mi herida,

mi locura y mi razón.

La flor más bella y más lejana.

El camino de un anacoreta desconocido,

el río de la vida, la danza de los dioses,

el flujo, el reflujo.

El sol de tu alma.

La chispa divina de tu corazón.

En mi alma...

Tu presencia en este mundo es escudo del más noble deseo de mi ser.

Mi melancolía y mis lágrimas me purificarán y mi amor será contigo,

y la ternura. B...

Te amo de la forma más pura.

Hoy voy a un lugar lejano y los pétalos y los arroyos y todo lo hermoso

me recordará que tú existes.

Ángel sublime, mi alma te besa,

espejo de mi corazón

Te llevo en mí.


lunes, 24 de mayo de 2010

.::Who knows where the time goes::.

martes, 11 de mayo de 2010

.:: Ser Poesía::.

William Adolphe Bouguereau --Jeune Fille se Defendant Contre L'amour-- (1880)

No puedo negarte, te he visto en mis sueños. Felicidad del mínimo instante de contemplación de tu rostro, fotografía de tus más imperceptibles gestos. Estremecedora violencia que golpea mi cuerpo al roce ínfimo de tu piel. Instante de pupilonáuta que vivo frente a ti. Aromas de tiempo, de tiempo que transcurre porque el tiempo es. Lo habito y no sé ya si lo habitaré. Nostalgia de mi imaginería. Nadar como pez en tus aguas. Sorprenderme. Perder la pared y dejar fluir unos cuantos verbos para alcanzarte, no me apena, te complace escucharme. Intentar respirar tu mismo aire. Vivir con la necesidad, con hambre, con furiosas ganas de tomar tus labios, su suavidad, su calor, hacerme una con tu aliento. Ser abrazo. Vivir la agitación de nuestros cuerpos, tomar la naturaleza. Deshidratarme bajo el sol, por ti, comer arena. Flotar sobre las aguas, ser el trueno, el ímpetu de la brisa. Ser barro que se amolda a ti. Ser el muslo hendido por tus manos. Gravitación y éxtasis. Quiero colgarme a tu cuello, de un mordisco entero, inclemente. Quiero ser reposo en tu pecho, arrullarme en su latir. Entrelazar mis piernas con las tuyas, sentir la caricia tierna de tus pies sobre los míos. Quiero ser risa y ser inmaculada por la bondad del sueño. Quiero no ser espacio seco y mareado que se graba en mi piel y conciencia. Tener un poco más que lo que tiene mi espejo: una silueta vacía. Quiero y necesito ser poesía.


lunes, 3 de mayo de 2010

.::"Fasten Your Beltseats"::. is Zlad!

Este es un video muy divertido del psicoterror que me pasaron, de verdad este pana es el hermano perdido de Borat. Acá les dejo el video con la letra para que se entretengan un rato.


Elektronik Supersonik

Hey baby, wake up from your asleep.
We have arrived on to the future and the whole world is become...

Electronik, supersonik. Supersonik, electronik.

Hey baby, ride with me away.
We doesn't have much time.
My blue jeans is tight,
So on to my love rocket climb.
Inside tank of fuel is not fuel but love,
Above us, there is nothing above
But the stars above.
All systems gone, prepare for downcount!
5
4
3
1!
Offblast!

Fly away in my space rocket.
You no need put money in my pocket.
The door is closed I just lock it.
(Hah!) I put my spark plug in your socket (Hah! Ha ha hah!)

The sun in sky is bright like fire!
You and me gets higher and higher.
Heart of communication fire!
Only thing can stop us is flat tire.

(Hah! Hah! Ha ha hah!)

Hey love crusader, I want to be your space invader.
For you I will descend the deepest moon crater.
I is most stronger than darth vapor.
Obey me, I is your new dictator.

For you is Venus, I am Mars.
With you I is more richer than all the czars.
Make a wishes on a shooting stars, then for you I will play on my cosmic guitars!

Ladies and gentlemen, fasten your beltseats.
We has commenced our descent.
I trust you enjoy this flight as much as you enjoy this accent.

Now, back on earth, is time for down splash.
Into sea of eternal glory my spaceship crash.
People have arrived for to cheer me from near and far.
And as I bloat, I open door and shout:
I am world's biggest washed-up superstar!
(Supersonik, electronik)
zlad electronic supersonic
As for sure as the sun rises in the west, of all the singers and poets on earth, I am the bestest.
Come, let me put ring of jupiter on your finger.
Then, like a smell around you, I will forever linger.

Okay, is time for end, no more will I sang.
Let me take you back in time, I want for you to experience big bang.
Long live space race, long live Movania.

domingo, 2 de mayo de 2010

.::El pintor::.

Fotografía: Sophie Derrick


Creo que el secreto de mi técnica pictórica se esconde tras mi astigmatismo. Yo pensaba que la gente se veía así, como un óleo; manchas a lo lejos, iridiscentes cuerpos borrosos que se mueven hacia nosotros; que con cada paso se hacen más nítidos, menos fantasmales, más concisos y más fantásticos. ¡No!... Eso no es culpa del astigmatismo, es culpa de la miopía (y también la padezco), lo que pasa es que cuando pinto se me mueven las líneas y se me vuelven difusas, no puedo seguirlas con coherencia y comienzo a mover mi mano izquierda en torno a la imagen que mi mente me devela.

lunes, 26 de abril de 2010

A propósito del profesor "piquito" (Este culebrón tipo Delia Fiallo un poco aclarado)


“I had a dove, and the sweet dove died;
And I have thought it died of grieving:
Oh, what could it grieve for? its feet were tied
With a single thread of my own hand's weaving;
Sweet little red feet, why should you die--
Why should you leave me, sweet bird, why?”

John Keats

A César Omar Domínguez Bravo, (Czardo)

Estas cosas que no se sabe muy bien cómo comenzar a escribir merecen ser invocadas con alguna canción… ¿alegre? Me parece que ya es momento de hablar sin prestar demasiada atención a que el tema “nosotros” sea un tabú. Y sí, comenzaré desde el principio como Aristóteles lo sugiere; desde aquella mesa.

«Quise quedarme cuando morí de pena, quise quedarme pero me fui… Filosofía barata y zapatos de goma, quizás es todo lo que te di »

De aquella mesa no se puede rescatar demasiado pero su recuerdo es nítido, por ahí en algún rincón del espacio cibernético debe existir una fotografía del día en que nos conocimos, esto lo escribo casualmente con la misma Mafalda lectora estampada en mi franela, la misma Mafalda que tuve ese día. Todo lo que podemos decir sobre aquel día que valga la pena es que más allá de si el día fue fastidioso por las malas compañías, por la lluvia, por las desavenencias automovilísticas que padeciste, ese día tú y yo nos conocimos, sin deberle nada a nadie, tomando vino, y tratando de hablar. Desde ese día me invadió ese extraño sentimiento de familiaridad que con tan pocas personas tenemos en la vida, desde ese día me acostumbré a la idea de que tu partida me doliera.

«Más yo te pido un favor que no me dejes caer en las tumbas de la gloria»

Me arrepiento tremendamente de que tú y yo hayamos sido víctimas de una transición tecnológica de la ciudad, al menos para nosotros que no éramos tan amantes de los “devices” porque nos perdimos de tomar muchas fotografías y se me hace difícil poderte presentar la imagen como la atesoro yo desde aquellos momentos hasta hoy.

«Alguien debió conservar y cuidar con amor este jardín de gente»

Si yo hubiese tenido un device, como una cámara fotográfica, ese día hubiese tomado por supuesto una foto de aquella vez donde te vi por vez primera en el umbral de la dirección de deportes, esperando por tu kungfuteca, y le hubiese colocado unas palabras el dorso que dijeran algo como: “El día que te conocí, momentos antes de que olieras mi cuello sin vergüenza.”

« Qu'est ce que tu n'ferais pas pour la peau ? »

Y le hubiésemos tomado una fotografía al árbol que ese día me regalaste, tendríamos una foto nuestra en plaza cubierta, te hubiese fotografiado en el autobús totalmente empapado después de correr conmigo bajo la lluvia, te hubiese tomado otra en las escaleras mecánicas mientras enunciabas que era perfecta “You’re just fucking perfect.” ¿Recuerdas? Te hubiese tomado otra en la comida china, mientras hablabas de la biología de tu prima, otra en el cine mientras me contabas de Sergio por primera vez y otra… No, esa no la hubiese podido tomar, era el momento de la noche que correspondía a nuestro primer beso.

«Honey you are a rock, upon which I stand and I come here to talk, I hope you understand. Green eyes, yeah the spotlight shines upon you, and how could anybody deny you? Honey you should know that I could never go on without you. Honey you are the sea upon which I float and I came here to talk I think you should know. Green eyes you’re the one that I wanted to find… »

Así puedo recordar, las fotografías y las no fotografías, las mentales y aquellas que sí llegamos a tomarnos. ¿Recuerdas aquella de nuestro viaje donde salíamos los dos, yo con lentes de Léut, tú radiante de felicidad y le mostrábamos al mundo los dientes por nuestra felicidad? Más resulta que este no es un asunto de fotografías sino de recuerdos. Recuerdos como ese viaje, como otros viajes, como contemplar un atardecer en Puerto la Cruz desde el balcón tomando cerveza fría, como bailar a lo loco por no saber bailar, como cuando me cantabas un blues improvisado, como escuchar a Charly todo el año, invocarlo mientras paseábamos por la cota mil, como la primera carta que me diste, (nunca olvidaré el título) decía: “Fuck me, I love Keats.” Como reposar en tu pecho mientras me leías a Borges, como escuchar tu corazón mientras dormías y cómo temblabas cuando comenzabas a quedarte dormido, como intentar terminar el bendito Silent Hill terrorífico, como cuando me hiciste parte de tu sanduchería: sándwiches aplastaditos, sándwiches de filete de pimentón, bebidas de gelatina, como que te gustaba comer en “El Soledad”.

«Why did you lie and pretend this has to come to an end? I’ll never trust you again, it’s time you made your amends. Look in the mirror my friend»

Recuerdo que construimos toda una gastronomía: pasta del shaolín, pasta del ninjutsu, pasta arruinada con mayonesa, pizza de Marcelo’s, pizza de La Mamá de la pizza, el real past, el palmar, el kuang hua, panquecas de Léut, crema catalana, desayunos de Ramadán con muchos vegetales, huevos con menta, tortas, pie de limón y aquella vez especial de comida normalita que llevaba puré con la salsa que yo hacía y plátanos fritos. Recuerdo que me abrazabas en la cocina mientras cortaba los plátanos y que aunque me daba miedo cortarme jamás te hubiese pedido que me soltaras. Recuerdo cuando pinté sobre tu guitarra el ojo de Horus que tanto querías y le decías a Sergio al teléfono, mientras yo lo delineaba: “Sergio, ponte las pilas, nunca dejes a una mujer que dibuje bien.” Y sonreías.

«An accurate copy
A blueprint
Of the pleasure
In me»

Así tengo el recuerdo de miles de encuentros sexuales, que nunca fueron encuentros sexuales, en ese caso hubiese sido hasta agradable o medianamente soportable llevarlos conmigo, en cambio llevo el recuerdo de lo que significaba hacer el amor, del desnudarte por vez primera, y la segunda y la tercera vez.

«I’m your hell, i’m your dream, i’m nothing in between you know you wouldn’t want it any other way»

Llevo el recuerdo del sonar de la lluvia de los truenos y de la brisa violenta rozando mi espalda mientras hacíamos el amor cerca de la ventana. Tengo ese y todos los recuerdos, el recuerdo de que nos casaríamos, el recuerdo de tus lágrimas rodando por tu rostro diciendo: “No quiero empavar las cosas, pero yo quiero una familia contigo.”

También tengo el recuerdo de cómo me quedé todo un día esperándote, con tres meses de embarazo y nunca llegaste porque estabas con otra. Recuerdo que intenté terminar con todo y me contentaste y me lloraste diciendo que era imposible que terminara todo así dejando a un niño con su familia rota antes de que naciera.

¿Tú no recuerdas esas palabras?

«Does she speak eloquently?
And would she have your baby?
I'm sure she'd make a really excellent mother

'cause the love that you gave that we made wasn't able
To make it enough for you to be open wide, no
And every time you speak her name
Does she know how you told me you'd hold me
Until you died, till you died
But you're still alive

And I'm here to remind you
Of the mess you left when you went away
It's not fair to deny me
Of the cross I bear that you gave to me
You, you, you oughta know

Did you forget about me? Mr. Duplicity
I hate to bug you in the middle of dinner
It was a slap in the face how quickly I was replaced
Are you thinking of me when you fuck her? »

Si te fuiste de mi casa alegando “una asfixia, una opresión tremenda, insoportable, una verdadera tortura” palabras que parecen de una persona dotada de su cordura, además oprimida por otra no tan cuerda, ¿cómo es que has cometido la locura de permitir que todo caiga tan bajo? Cómo es que en la “re-construcción” de tu vida no te has fijado en el minúsculo detalle de que me di a la tarea de darte el hijo que tanto pediste, sin reparar, sin resquemor y además con un halo de orgullo para que tú, ser de cerebro incipiente y de corazón embrionario, lo sometas ante todo a la imposibilidad de verte y en segundo grado a lo que si por ti fuera no sería más que la indigencia, qué clase de hombre eres tú, cuán bajo hay que ser para hacer eso con la vida de la gente.

De verdad no me voy a meter con tu vida actual porque se cae por su propio peso, la degeneración de tu cerebro cada día se hace más evidente (supongo que eso es contagioso) pero lamentablemente, además de todas las memorias que arruinaste has hecho un intento directo por dañar mi vida, y la vida de quien para mí es más importante en el universo: nuestro hijo. Así te pese o te duela, como hoy me pesa a mí tenemos un nexo indisoluble, así tú no tengas la responsabilidad, la sabiduría, la discreción, la seriedad, la sensatez, ni el uso de razón necesario para embarcarte en la natural tarea de brindarle amor a tu hijo (porque sinceramente me sabe a mierda si lo haces desde un universo paralelo de la inutilidad). La verdad es que me hago cargo de mi hijo, y de que otro tipo con muchísimas más bolas que tú se hace cargo del tuyo, le dice que lo ama, lo conforta, lo protege, lo lleva a la escuela, le brinda cuidado y conforma junto conmigo un hogar sano para ese hijo nuestro. Ya que no tienes muchas habilidades en este mundo primero desarrolla al menos la de la vergüenza y resguarda todo esto de la absurda situación analfabeta de un “Profesor piquito” escrito con “k” que se asoma desde un submundo de la poca imaginación y creatividad para pretender ridiculizar la vida de una mujer que muy humilde y naturalmente es de verdad, hace cosas de verdad, tiene tetas de verdad, familia de verdad y todo de verdad no esa pantomima de vida con la que tú sí eres capaz de lidiar. Segundo ahórrate el proceso de insultarme, de inventar estupideces sobre mí, de meterte con mi familia o con mi carrera porque esas no son cosas de hombre, son cosas que aunque quedan muy bien en la boca de la vedette iletrada con complejo de geisha que te buscaste, debes aprender a controlar por tu propia dignidad. Tercero asume que toda esta estupidez me ha recordado que le debes en primera instancia a la criatura más hermosa del planeta muchos momentos que merece y como sé que más te duele: demasiado dinero. Supongo que debo tomar cartas en el asunto de manera definitiva. Hoy me siento como siempre: “En la cressssssssssssssssssssssssta de la ola” como el Profesor “piquito”. Una imagen vale más que mil palabras.



miércoles, 3 de marzo de 2010

.::A thousand kisses deep::. De Leonard Cohen






La canción de Leonard Cohen conocida como A thousand kisses deep que gracias a la tecnología acá les presento, está basada en el poema que encontrarán un poco más abajo en esta entrada. Podremos reconocer entonces algunos de los segmentos que apreciamos en el video también. Sin importar mucho si primero fue el huevo o la gallina y no se me vuelvan locos con este pastel de A thousand kisses deep les dejo un poema que en cualquiera de sus versiones o presentaciones es hermoso.

A THOUSAND KISSES DEEP

(Canción)
for Sandy,
The ponies run, the girls are young,
The odds are there to beat.
You win a while, and then it’s done –
Your little winning streak.
And summoned now to deal
With your invincible defeat,
You live your life as if it’s real,
A Thousand Kisses Deep.

I’m turning tricks, I’m getting fixed,
I’m back on Boogie Street.
You lose your grip, and then you slip
Into the Masterpiece.
And maybe I had miles to drive,
And promises to keep:
You ditch it all to stay alive,
A Thousand Kisses Deep.
And sometimes when the night is slow,
The wretched and the meek,
We gather up our hearts and go,
A Thousand Kisses Deep.
Confined to sex, we pressed against
The limits of the sea:
I saw there were no oceans left
For scavengers like me.
I made it to the forward deck
I blessed our remnant fleet –
And then consented to be wrecked,
A Thousand Kisses Deep.I
’m turning tricks, I’m getting fixed,
I’m back on Boogie Street.
I guess they won’t exchange the gifts
That you were meant to keep.
And quiet is the thought of you
The file on you complete,
Except what we forgot to do,
A Thousand Kisses Deep.
And sometimes when the night is slow,
The wretched and the meek,
We gather up our hearts and go,
A Thousand Kisses Deep.
The ponies run, the girls are young,
The odds are there to beat…

(Poema)
"For Those Who Greeted Me *)

1. You came to me this morning
And you handled me like meat.
You´d have to live alone to know
How good that feels, how sweet.
My mirror twin, my next of kin,
I´d know you in my sleep.
And who but you would take me in
A thousand kisses deep?

2. I loved you when you opened
Like a lily to the heat.
I´m just another snowman
Standing in the rain and sleet,
Who loved you with his frozen love
His second-hand physique -
With all he is, and all he was
A thousand kisses deep.

3. All soaked in sex, and pressed against
The limits of the sea:
I saw there were no oceans left
For scavengers like me.
We made it to the forward deck
I blessed our remnant fleet
-And then consented to be wrecked
A thousand kisses deep.

4. I know you had to lie to me,
I know you had to cheat.
But the Means no longer guarantee
The Virtue in Deceit.
That truth is bent, that beauty spent,
That style is obsolete -
Ever since the Holy Spirit went
A thousand kisses deep.

5. (So what about this Inner Light
That´s boundless and unique?
I´m slouching through another night
A thousand kisses deep.)


6. I´m turning tricks; I´m getting fixed,
I´m back on Boogie Street.
I tried to quit the business -
Hey, I´m lazy and I´m weak.
But sometimes when the night is slow,
The wretched and the meek,
We gather up our hearts and go
A thousand kisses deep.

7. (And fragrant is the thought of you,
The file on you complete -
Except what we forgot to do
A thousand kisses deep.)

8. The ponies run, the girls are young,
The odds are there to beat.
You win a while, and then it´s done -
Your little winning streak.
And summoned now to deal
With your invincible defeat,
You live your life as if it´s real
A thousand kisses deep.

9. (I jammed with Diz and Dante -
I did not have their sweep -
But once or twice, they let me play
A thousand kisses deep.)

10. And I´m still working with the wine,
Still dancing cheek to cheek.
The band is playing "Auld Lang Syne" -
The heart will not retreat.
And maybe I had miles to drive,
And promises to keep -
You ditch it all to stay alive
A thousand kisses deep.

11. And now you are the Angel Death
And now the Paraclete;
And now you are the Savior's Breath
And now the Belsen heap.
No turning from the threat of love,
No transcendental leap -
As witnessed here in time and blood
A thousand kisses deep."