lunes, 16 de febrero de 2009

.::La Triste sonata del Insomne::.

Fotografía: Jimmy Peña



Caracas,08.30.03.


Mis memorias son ahora las de alguien solitario, alguien que esconde sus ojos tras la noche, exactamente como el niño cubre sus ojos con las palmas de sus manos y cree que así como él no puede ver, nadie lo verá.

La soledad es una triste sonata. Una sonata envuelta en intenso olor a rosas, cubre mi alma desnuda, noche tras noche, para otorgar el sentido que nadie puede dar a mi ancha soledad. Sonido a sonido, entre grillos y el rumor de los autos, nota tras nota respiro, dejo caer mis párpados abatidos sobre mis ojos y recuerdo.

Al carácter cambiante de una sonata y un noctámbulo solitario, de pronto, todos resultan extraños. Bebo de mi copa tragos del agua que desanuda mi garganta para no llorar, humedezco mis labios resecos y no puedo ya verter mi llanto.

La luna se asoma en mi balcón con su brillo marmóreo inigualable para llenar mi mirada del brillo de la opaca soledad y ya nunca jamás estar triste.

He escuchado esta sonata, me he impregnado de su olor a rosas, he bebido un poco de agua y de pronto a mi alma la alegría la embarga porque a la luna he confesado que nadie a mi lado entendería, lo que es la soledad excepto ella.

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